El concepto de autocar como medio de transporte puede parecer relativamente moderno y, sin embargo, se puede decir que pronto cumplirá medio milenio. Otra cosa cuál es la etimología de la palabra, es decir, de dónde viene el término autobús. Se trata de un aféresis (pérdida o supresión de la parte inicial de una palabra) de la palabra latina omnibus, y poco tiene que ver con los vehículos. Más bien debe su procedencia a los sombreros.
El señor Omnes poseía una tienda de sombreros en el Nantes (Francia) de 1823. Como tenía delante una de las primeras estaciones de carruajes de Francia, se le ocurrió hacer un juego de palabras con el nombre de su tienda, llamándola Omnes Omnibus. La relación final entre el vehículo y la tienda de sombreros se la terminaron dando los viajeros que tomaban el “autobús” (entonces un carruaje tirado por caballos) en esa primera parada. Con la motorización a principios del siglo XX, el término se transformó en autobús.
No obstante, los historiadores del transporte consideran que la aparición del autobús es mucho más temprana, y se remontan a 1662, y también a Francia. Y es que la primera línea primitiva de autobús, conocidos como carruajes como ya hemos mencionado, fue estrenada y promovida por Blaise Pascal en París. Fue muy popular hasta que las tarifas se incrementaron y el servicio terminó siendo de uso exclusivo de la nobleza de la época. Había incluso una ley que lo determinó así. Los pobres habían de conformarse con andar. Tras estar algunos años en funcionamiento, el servicio cesó y no se volvió a utilizar esta idea hasta el siglo XIX.
El siguiente en aprovecharla fue John Greenwood, encargado de una barrera de lo que hoy conocemos como peaje en la carretera que iba de Liverpool a Manchester, en Reino Unido. Compró un carruaje al que acopló varios asientos adicionales, y así fue cómo surgió la primera línea entre las dos ciudades mencionadas.
La revolución en los transportes dentro del marco de la revolución industrial haría el resto. En los años 30 del siglo XIX sería el inicio del fin de los caballos en el transporte, después de haber servido al ser humano desde la antigüedad. En esos años se comenzaron a aplicar las primeras máquinas de vapor a los coches. Unas cuantas décadas después, casi ya en el siglo XX, se introducirían los trolebuses y por fin, el motor de combustión interna.