Leer en un autocar (para los que no se marean, claro está) es uno de esos pequeños placeres. Quizá alguien que disfrutaba de esta práctica fue el que tuvo la gran idea de utilizar los autobuses como bibliotecas móviles. Fue en Estados Unidos hace ya más de un siglo, en 1905, cuando se puso en funcionamiento la primera biblioteca móvil de la historia. La idea no tardó en extenderse por el resto del mundo hasta conformar lo que conocemos hoy como servicio de bibliobús.
A España el bibliobús en su forma más primitiva llegó en los años treinta, durante la Segunda República. En la actualidad, funcionan en nuestro país hasta 31 servicios en 11 Comunidades Autónomas. En número total de coches se contabilizan 85 unidades.
La idea es poder dotar a aquellas regiones desprovistas de servicios bibliotecarios de un epicentro de lectura móvil que pueda moverse entre localidades y pueblos. Si repasamos en números por nuestra geografía, Castilla y León es la comunidad donde más bibliobuses ahí, con 31 unidades. Para que os hagáis una idea a modo de ejemplo, los bibliobuses de la provincia de León recorrieron en 2014 113.040 kilómetros para llegar a casi 140.000 habitantes.
Si sumamos a los bibliobuses que circulan por la mencionada comunidad autónoma los que circulan por la Comunidad de Madrid, Cataluña y Castilla La Mancha obtendremos el 80% de los bibliobuses de España. Es decir, estos se concentran mayoritariamente en cuatro comunidades.
Otras tantas están desprovistas de este servicio: Galicia, Cantabria, País Vasco, La Rioja, Navarra y las Islas Baleares. Claro está, no conviene criticarlas por esto, pues quizá el acceso que brinden algunas de estas a la cultura en otros aspectos sea superior.
Es también muy curioso, en este repaso estadístico que estamos dando a la situación del bibliobús en España, que esos 85 autocares hayan conseguido que hasta 10 millones de personas tengan acceso a los servicios de una biblioteca pública.
El bibliobús demuestra la utilidad de los autobuses y autocares en lo que se refiere a prestar servicios sociales, más allá de su utilidad genuina como medio de transporte. Por ejemplo, en Vista Bus ya os hemos hablado de algunos otros usos beneficiosos para la comunidad, como utilizar los autobuses ya jubilados para prestar un servicio de higiene y duchas a los más desfavorecidos de la ciudad.