No nos cansamos de recordaros las ventajas del autocar como medio de transporte. No obstante, algunos de nosotros podemos ser más reticentes a los viajes largos en este tipo de vehículo en concreto, y en general otros como el coche, o especialmente el barco. Hablamos de esa sensación horrible que conocemos como mareos, que afecta principalmente a los niños y algunos adultos, y que convierte la experiencia de viajar en algo agridulce.
Quizá si llevas sufriendo de mareos desde hace tiempo creas que este artículo puede no serte de demasiada ayuda, no obstante, te animemos a que dejes que te aconsejemos. Quizá te descubramos algún truco que desconocieras hasta este momento.
Lo que llamamos mareo de forma común es conocido en el mundo de la Medicina como cinetosis y se produce como consecuencia de lo que podríamos llamar descoordinación entre nuestros sentidos. Mientras la vista transmite a nuestro cerebro que nos estamos moviendo, el líquido que hay dentro de nuestro oído relata otra historia bien diferente e imprecisa, induciendo al cerebro a creer que estamos parados.
Se trata de algo sobre lo que podemos tener más o menos gobierno. De hecho, las personas que tendemos a marearnos efectivamente lo hacemos con más probabilidades si guardamos temor a ello, es decir, si nos sugestionamos. A tenor de esto, nuestro primer consejo es que alguien que se marea debe tratar de mantener una actitud positiva, al menos mientras no nos hayamos mareado. Lo mismo se ha de aplicar a los que le rodean, no es conveniente que nos recuerden más de la cuenta sobre nuestro mareo, ni que nos presionen con enfados.
A la hora de viajar en autobús, debemos intentar colocarnos en las primeras filas, si no en la primera. En su defecto, si nos vemos abocado a elegir entre ventana o pasillo, hay que tener en cuenta lo que debemos hacer con nuestra vista en ambas situaciones. En el primer caso, podemos tratar de mirar hacia un plano más alejado, y en el segundo, podemos igualmente tratar de sacar mínimamente la cabeza para mirar hacia la ventanilla del conductor, sin descuidar nuestra propia seguridad, claro está.
La idea es aportar una información más coherente al cerebro. De la misma manera, movimientos bruscos, leer o fijar la vista en una pantalla son nuestros principales enemigos. No obstante, no son invencibles. Está demostrado que el mareo puede llegar a vencerse a través de ”entrenar para evitarlo”. Esto podemos hacerlo al final de un trayecto corto, y con una rutina establecida, probando a leer a intervalos breves. Cada vez nos marearemos menos.
Otras opciones son intentar distraer a oídos y cerebro, mascando chicle, por ejemplo. Igualmente, si tenemos tendencia a marearnos, debemos evitar altas temperaturas. No es conveniente sobre-abrigarse y es útil utilizar el sistema de ventilación del autobús a nuestro favor.