Se acerca la Navidad esa época en la que cuadrar nuestras agendas es cada año más difícil. A las citas familiares y las compras tenemos que añadir las cenas entre amigos y compañeros de trabajo. Todo un quebradero de cabeza para el conductor del vehículo particular (y para los agentes encargados de velar por la seguridad en las carreteras, que ven incrementado su trabajo), que se tiene que plantear si utilizar su propio coche y no consumir alcohol en esos eventos; o hacerlo y usar un modo de transporte alternativo.
Otra opción es compartir vehículo con otros compañeros, pero aun así, la opción no es del todo perfecta, sobre todo si al que nos “toca” conducir es a nosotros. Por eso, una solución que lógicamente os recomendamos es la de alquilar un autocar. A fin de cuenta, el precio que supone el alquiler en un grupo elevado es más económico de lo que uno podría pensar en un primer momento. Puede salir más provechoso que no planificar nada y verse compartiendo, por ejemplo, taxi, cuyas tarifas nocturnas pueden llegar a suponer un esfuerzo mayor para nuestros bolsillos.
No es nuestra intención, ni mucho menos, incitar al consumo de alcohol en las celebraciones navideñas (pese a que gracias a esa sustancia es posible ver a algunos responsables y jefes haciendo y/o diciendo cosas que jamás hubieras imaginado y que perdurarán en vuestras retinas de forma legendaria), pero bien nos atrevemos a decir que el tema de la seguridad vial por ingesta de alcohol en Navidad es todo un dilema que se ha convertido en una tradición.
El alcohol, además, no es el único factor importante que debería impedirnos ponernos detrás del volante en una cena de estas características. Muchas cenas terminan a horas intempestivas, después de una jornada de trabajo posiblemente más llevaderas, pero una jornada de trabajo a fin de cuentas. Aunque mostremos cierta euforia, el cansancio que muchos llevarán encima influirá en la conducción, y en las ganas de algunos a ciertas horas por alcanzar la cama. Eso por no hablar de que nos hayamos pasado comiendo.
Alquilando un autocar podrás despreocuparte, no solo tú, sino todo el grupo, sobre todo, si como decimos se termina produciendo esa terrible combinación entre merecida euforia, cansancio, digestión pesada y alcohol. Dejar que otro conduzca por vosotros es lo más conveniente, ¡y lo sabéis!